martes, 17 de junio de 2008

La vida entera del hombre no es otra cosa que un camino hacia la muerte.
SÉNECA, Lucio Anneo
La vida entera de una mujer es la historia de sus afectos.
IRVING, Washington

Enterrado

...simplemente, la conciencia del fin.
Noche de luna clara. Manto pesado de muerte lenta. Los portones, ya débiles, corroídos y oxidados aguardan el tacto de algún viajero desprevenido. Alertas, inmóviles y silenciosos se dejan entreabiertos, cual entrada abandonada al descuido. La luz desenfocada de un faro gira e ilumina las lápidas del cementerio. Construcciones arquitectónicas exquisitamente dispuestas en hileras entrecruzadas. Un ave sin nombre, negro, apoya las garras en la cabeza de un niño ángel. La tierra está húmeda, - no sé si por el rocío de la madrugada o por qué-. Camino entre las tumbas sin mirar hacia atrás, la luz lejana de aquel faro es mi guía. Me conduce llevándome de la mano.Camino lento, pesado, pero sin dejar rastro. Siento cargar las ropas sobre la piel. No sé si estoy débil o cansado. No sé hacia dónde me dirijo, sólo sé que tengo que seguir la luz. El pájaro me sigue con los ojos entreabiertos, expectante a que no vuelva sobre él. Una bruma comenzó a levantarse lentamente, hace círculos definidos en el centro y dispersos a los lados. Gira lento, en espiral pero no avanzan más que a la altura de las cruces más altas.Todavía conservo el anillo. Me alivia tenerlo puesto. Entonces no me desintegré. Estoy a tiempo de recuperar mi vida. Escucho ruidos extraños alrededor. Quejidos. Lamentos. Llantos nauseabundos. Dolor hecho costra. Se me cayó la camisa que llevaba puesta, pero sigo caminando. Cada vez con mayor dificultad. Los zapatos me pesan toneladas, pero por fortuna- o no-, todavía los llevo puestos. La tierra se me hace blanda en cada tramo. La humedad está inundando el cementerio. El barro se me cuela por las costuras del zapato. La niebla se hizo más espesa. No puedo ver ya mi querida luz. Giro como puedo para ver al ave negra. Sigue clavándome la mirada en la sien. ¿No pude avanzar mucho más o acaso intenta engañarme manteniéndose tan cerca de mí? Me confunde. El vapor se enmaraña entre las penas de las almas perdidas. El anillo comenzó a aflojárseme del dedo. Con esfuerzo logro cerrar a medias los nudillos para trabarlo allí. Un líquido tibio y espeso comenzó a caerme de la nariz. Me llega a la comisura de la boca. Lo pruebo con asco. Dulce y metálico. En un paso, perdí el otro zapato. No me veo los pies. Creo estar hundiéndome. Se me termina el tiempo. Ya no veo la luz del faro. La bruma es tan espesa que no me deja ver nada más que un par de huecos profundos, dibujados en la cara del pájaro.Lo tengo frente a mí. No vuela. Quieto, frente mío. Me acerca el pico puntiagudo. El anillo se me resbaló hasta la yema del dedo. No puedo detener su caída. Es inevitable. Caigo a la tierra. Me siento tragado. El anillo retumba en mi cabeza mientras golpea contra mi lápida. El líquido que me sale me cubre por completo. No siento nada. Sin nada en mí. Como la muerte.