"Carrer de la Mà del Moro”,(Calle de la Mano del Moro). Ese es el extraño nombre que reza en la placa de una estrecha callejuela del centro histórico de Palma. Nombre del que la inmensa mayoría de ciudadanos desconocerá su origen. Cuentan las crónicas, que por allá en el año 1730, un cura que vivía en la más completa miseria, llamado Martín Mascort, encontró enterrado en el patio de su casa, un fabuloso tesoro compuesto por cofres de monedas de oro. A partir de entonces, el párroco pudo permitirse el lujo de comprar un esclavo y contratar los servicios de una asistenta. Con el cura vivía María, su sobrina, una joven y hermosa muchacha, que llenaba de felicidad el hogar de Martín. Pero Ahmed, que así se llamaba el esclavo moro, truncó esa felicidad. Enamoró a María y la sedujo, la convenció para que se escapara con el, a lo que accedió la muchacha. La noche de la marcha, Ahmed asesinó a Martín para robarle el tesoro, pero no contaba que sería descubierto por la horrorizada asistenta, quien de inmediato avisó a los soldados que hacían la ronda. El esclavo fue detenido, condenado a morir apaleado, y a serle amputada la mano antes de morir. Como escarmiento público, la mano debía ser expuesta sobre la puerta de la casa del difunto, y allí permaneció más de un siglo, en una urna, por lo menos hasta el año 1841. María, pasó los restos de sus días en un convento, donde murió de arrepentimiento y desolación.
DIMARTS SANT
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