viernes, 20 de junio de 2008

"Mujeres, ¡hum! que puedo decir. Dios debía ser un jodido genio. El pelo, dicen que el pelo lo es todo. ¿Alguna vez has enterrado la nariz en un monte de rizos y has querido dormirte para siempre?. Sus labios cuando han tocado los tuyos es como ese primer trago de vino después de haber cruzado el desierto. Las tetas. ¡buf!, grandes, pequeñas, los pezones mirándote como si fueran reflectores secretos. Y las piernas, no importa si son columnas griegas o vulgares palos de escoba. Lo que hay entre ellas es el pasaporte al cielo. Necesito otra copa".
Al Pacino (Esencia de mujer)

¿Te gusta ser un Vampiro.......

La noche siempre será tu compañera. La amistad, el amor y la vida ya no serán para ti, para vivir debes robar… si, robar el alma de otro ser, tu existencia no tiene justificación alguna, ya no eres una criatura de dios y lo peor es que no encuentras tampoco al demonio, estas execrada de la sociedad, para ella, no existes o sólo eres una demente ¿pero a quien le importa? ¿a Ti? No lo creo, ya no formas parte del mundo, el cual gira y girará sin ti… estás sola y tendrás toda la maldita eternidad para lamentarte por haber entregado tu frescura, tu candor, tus sueños, tu futuro a mí, estoy seguro de que ya te aburriste, no prometí que fuera divertido, tu venías tras la triste idea de que ser un vampiro sería fascinante, ¿y sabes que es lo peor? Que en el fondo tenías razón, si hay algo de maravilloso en todo esto, son tus sentidos agudos, en mantener siempre el cuerpo joven, ¿pero a que precio? ¿Valió la pena? Unido a mi por siempre, te guste o no, no puedo dejarte ir, sin mi tu existencia, aun que no lo creas, sería peor, además debo ponerte un freno, sino te controlo andarías por allí matando a diestra y siniestra, cosa que te prohíbo, la muerte debe tener alguna lógica, algún orden, debo decir que me arrepiento de haberte complacido en tu oscuro capricho, pero ya no hay vuelta atrás, tu transformación esta completa. Creí que nunca le haría este daño a nadie, pero parecías tan desesperada y eras tan joven, algo en tus ojos me dijo que debía hacerlo, me equivoque, tu solo atravesabas una etapa, tenías miedo, estabas deprimida y yo no vi lo que tu realmente necesitabas. ¿Cómo es posible que pese a mis años haya cometido un error tan grande? Aunque ya es muy tarde para lamentaciones, como digo yo, de nada vale llorar cuando la sangre ya se ha derramado. El recuerdo de la noche en que te uniste a mi está aún muy fresco, vestías de negro, cosa que te confieso ahora me hizo mucha gracia, nunca me ha gustado el negro y cuando veo esos niños que juegan al mal, vestidos con ropas oscuras, no puedo evitar que una sonrisa aparezca en mi rostro, como todo mal que se respete, siempre busco pasar por bien, por luz, aunque yo sea la oscuridad misma y casi suelto una carcajada cuando me propusiste ir al cementerio, Aun que la verdad es que había cierta melancolía romántica en la forma como planeaste todo y tu manera de tratarme, ese temor reverencial, el llamarme “maestro”, ¿Por qué has dejado de hacerlo? Creo que sé la respuesta, por que ya te enseñe lo único que sabía, que la muerte es simple y que la vida es complejidad, en fin todas esas cosas hicieron que no pudiera resistirme y luego el dulce beso a tu cuello, la sangre manando a borbotones en mi boca, tu corazón parecía bailar al son del Rock más violento. Ahora estas aquí mirándome con odio, quisieras conocer alguna forma de matarme, de huir, pero sabes que a donde vayas estaré yo y sí como amigo no te he gustado, puedo jurarte por el diablo mismo, que como enemigo te gustaré menos, por que te recuerdo somos inmortales no obstante no inmunes al dolor, que deliciosa ironía, puedo asegurarme de que sufras tanto como sufriré yo, infringiéndote daño, llegado el momento, si tengo que hacerlo lo haré. Bueno creo que he hablado mucho esta noche y tu no te has dignado si quiera a contestarme, mira el cielo, ya el día empieza a luchar por mostrar su cara de esperanza para todos, menos para nosotros, me voy a descansar, pero antes te hago una pregunta más y ya que no quieres hablarme, no tienes que responderme, piénsalo, en la soledad de tu féretro: “¿Te gusta ser un Vampiro”