lunes, 23 de junio de 2008

Antiguamente la gente creia que cuando alguien moria, un cuervo se llevaba su alma a la tierra de los muertos, pero a veces sucede algo tan horrible, que junto con el alma, el cuervo se lleva su profunda tristeza... y el alma no puede descansar, y a veces, solo a veces, el cuervo puede traer de vuelta el alma para enmendar el mal.

Y por amor me entrego

No se parece a nada, que haya visto antes. Y ante mi esta la referencia clara de un ente suspendido en el aire. De una figura o silueta, de esas que se deslizan flotando, a escasos milímetros del suelo, como si fueran de puntillas, pero sin mover los pies. Y si hace tormenta, como que le da un toque más clásico. Sí, decididamente era mi noche. Su cara, desfigurada, me contaba tantas cosas...Y aunque me habló(¡Dios santo, me habló!)No habría hecho falta. Todo se lo vi en su cara. En su retorcida y mugrienta cara. Llena de cicatrices, por doquier; esos ojos que supuran maldad, con forma de bilis, o algo parecido(¿Puede un fantasma expulsar algo físicamente tangible?)Que como lágrimas caían rodando por su avejentado rostro. Quizás la gente, lo toma como si fuera algo malo. Les produce terror y repugnancia. A mi no.Toda mi vida esperando algo axial. Alguna aparición. Y los relámpagos de la tormenta, deshilachan su semitransparente cuerpo. Entonces, me señaló, con una mano, casi transparente. ¡A mi!¡No soy nadie!¿Quien soy yo, para que, alguien desde el mas allá venga y me señalé con el dedo? Nadie .No se si me quiere matar o llevarme con el. No lo sé. Pero, solo se que es un honor. He nacido y vivido hasta ahora, para esto.Y si al final voy a morir, ¡qué más me da!Pues aquí estoy. Llévame contigo. El extraño ser, o fantasma, o lo que fuese, pareció sonreír. Abrió su manto, negro y descubrió algo que me dejó sin habla. Bajo él, no había nada. Era como un agujero negro.Era... la muerte. Cada uno, se entrega a su destino.Y yo me entrego al mió. Hay quien lo puede llamar suicidio.Yo lo llamo amor...Y por amor... me entrego...