Pies de Loto

miércoles, 9 de julio de 2008



Dice una leyenda que en el siglo X, el emperador Li Yu ordenó a su concubina favorita vendarse los pies con cintas de seda y bailar sobre una plataforma que tenía esculpida una flor de loto, símbolo con una clara alusión poética a los placeres sensorialesA principios del siglo XX la práctica empezó a disminuir, especialmente con la caída del régimen tradicionalista imperial, por lo que las pocas mujeres que viven aún hoy con los pies vendados son casi centenarias. Es difícil sin embargo saber si la práctica está totalmente extinta, dado el aislamiento de algunas comunidades rurales en el país asiático.Para crearle a una mujer sus “lotos de oro” se empezaba por vendarle firmemente los pies a los cuatro años de edad, doblándole hacia adentro los ochos dedos menores de ambos pies en forma de cuña y obligándola a caminar de esta forma tan antinatural. Se continuaba este método cambiando el vendaje cada cierto tiempo, hasta que los huesos se quebraban y los pies dejaban de crecer, dando lugar a los lotos de marras. Se esperaba hasta la edad referida para evitar que, de hacerlo antes, la niña pudiera perder por entero la facultad de andar. Pero si se hacía pasada esa etapa, existía el riesgo de que los pies ya estuvieran bien formados y rechazaran el vendaje. Lo que al comienzo era un dolor insoportable se iba convirtiendo pasados unos cuatro o cinco años en una penita llevadera y unos pies deformes de por vida. Poco importaba el trauma si al final se conseguía la “hermosura.”