VIDA

jueves, 19 de febrero de 2009


Por fin ha llegado el anelado relato que mi compi me debia ya hace...........mucho tiempo y espero que no sea el ultimo, por lo leido, no se le da mal, con esta colaboracion empiezo una nueva cruzada que os hago llegar a todos vosotros, los que me leeis, porque no me vais mandando vuestros relatos y los compartimos juntos, gracies Suika......


VIDA.

Hacía mucho tiempo que vivía feliz, toda mi vida era sonreír y eso me bastaba… el problema llegó cuando me di cuenta de donde vivía… estaba creciendo, y un día me topé con una pared de cartón. Saberme en una caja de cartón, era algo que no podía aceptar, intenté con todas mis fuerzas salir de ella, empujé fuertemente la pared que había encontrado, nada no se movía, ni un centímetro, mi desesperación llegó a tal punto que comencé a golpear y patear esa absurda pared, quería salir, sentía que me ahogaba necesitaba aire. Casi sin darme cuenta, con uno de mis puños hice un agujero en ella, al retirar mi mano la tenía sangrando, pero no me importó, quería ver más allá de mi caja de cartón.
Casi no veía mucho, todo estaba oscuro como si alguien hubiese apagado una luz… pero podía oír ruidos del exterior, unos ruidos que me asustaban y a la vez captaban cada vez más mi atención. Gritos, canciones, palabras que no entendía, frases que sin saber porque me hacían llorar. Todo aquello lo escuchaba de esa oscuridad. Un día sin saber porque le grité a la oscuridad, “estoy aquí, estoy aquí y quiero salir” pero el silencio fue la respuesta más inmediata que tuve. Decidí dejar de escuchar los ruidos de mi misteriosa oscuridad, sólo para captar su atención en mi caja de cartón, pero cada día era lo mismo, Silencio.
Acabé por rendirme en mi absurda teoría de los gritos y me quedé sentada casi absorta en mí absurda obsesión por salir de allí, sentada en un rincón sin esperar nada, sin esperar a nadie… de pronto una tenue luz se abrió paso en mi caja, y una dulce mano me cogió suavemente para no hacerme daño, cuando me depositó en el suelo frío, mi pequeño cuerpo empezó a temblar, pero casi sin darme cuenta estaba a la altura de mi liberador, mirándole a los ojos y con uno de sus abrazos el frío desapareció. Sonreí y lloré a la vez, estaba tan feliz y tenía tanto miedo… había salido de mi caja y ahora veía luz, la luz de los ojos que me habían liberado, y a lo lejos veía mi caja, tan pequeña y absurda, tan frágil e inútil, que me alegré de salir de ella, reí por no estar más encerrada, y abracé fuerte a mi libertador… pero algo curioso ocurrió cuando le fui a abrazar se desvaneció entre mis brazos… desapareció no quedó rastro de él, abrí los ojos asustada, lo busqué por todas partes, pero de nuevo sólo veía oscuridad, la luz desapareció con él.
Lo busqué desesperadamente durante días pero no quedó ni rastro de él, me senté en el suelo frío a llorar, y lloré con toda mi alma… entonces mi mano rozó algo, y me giré suavemente, y vi mi caja… era mi caja, el dulce hogar que siempre me había guardado de todo aquel dolor que sentía mi corazón, porque la abandoné si en ella no me faltaba de nada, en ella era feliz. Quise volver dentro pero ahora era demasiado grande y al meter un pie la caja se deshizo para siempre… la caja que había odiado también desaparecía, ahora ya no tenía nada ni nadie, me sentía sola y afligida… pero me levanté, y empecé a caminar sin rumbo fijo, buscándome ahora entre aquella oscuridad, buscando lo que a partir de ahora sería mi vida.