La procesión más típica de Mallorca es como denominan los vileros al desfile religioso que, cada primer domingo de septiembre, llena las calles de Santa Margalida de gente, colorido, calor y fervor. Ayer, como cada año, la procesión volvió a reivindicar con éxito la denominación popular ya que no defraudó las expectativas generadas en cuanto a público. Miles de personas llenaron las calles de la Vila para presenciar la marcha.
La Beata es una celebración que levanta pasiones en Santa Margalida. Son miles los que participan de forma activa en la procesión vistiéndose de payeses y payesas, de diablos o formando parte de las carrozas. La organización confirmó que en el desfile religioso de anoche participaron 2.500 personas.
Como es tradición, entre tanta gente desfilaron también las doce carrozas que representan diferentes pasajes de la vida de Santa Catalina Tomás (la Beata).
Sólo vestidos de payeses hubo ya 2.000 participantes. Los demonios fueron 90 y siete las bandas de música a las que hay que agregar unas 20 colles de xeremiers, según confirmaron fuentes oficiales del consistorio.
Los diablos
El casi centenar de diablos no dejó de atormentar a la Beata de este año, encarnada por la joven Antònia Frontera Pont, de 18 años. Esta chica salió elegida el pasado 19 de julio en el sorteo en el que participaron un total de 22 aspirantes.
La muchacha lleva participando en la procesión desde los siete años por lo que representar a la Beata ayer fue un premio que la llenó de emoción, según comentó.
La procesión arrancó a las 21 horas. Desde mucho antes, las calles estaban abarrotadas de público; entre él, Francina Armengol, la presidenta del Consell de Mallorca. Unos pebeteros de hierro, con leños ardiendo y colocados estratégicamente, ofrecían una luz que creaba un particular ambiente.
Al son de Sor Tomasseta, interpretada por las colles de xeremiers, las coloristas carrozas iban avanzando y levantaban la admiración del público. Todos esperaban el momento de ver a la auténtica protagonista de la noche, la Beata.
Como es habitual, los momentos más aplaudidos se produjeon cuando los diablos, los únicos de la isla que van a cara descubierta, conseguían arrebatar las jarras de barro a los payeses para después estamparlas contra el suelo al paso de la Beata, rompiéndolas en mil pedazos. En total se quebraron ayer 1.500 cántaros que habían sido adquiridos por el Ayuntamiento.
La Beata es una celebración que levanta pasiones en Santa Margalida. Son miles los que participan de forma activa en la procesión vistiéndose de payeses y payesas, de diablos o formando parte de las carrozas. La organización confirmó que en el desfile religioso de anoche participaron 2.500 personas.
Como es tradición, entre tanta gente desfilaron también las doce carrozas que representan diferentes pasajes de la vida de Santa Catalina Tomás (la Beata).
Sólo vestidos de payeses hubo ya 2.000 participantes. Los demonios fueron 90 y siete las bandas de música a las que hay que agregar unas 20 colles de xeremiers, según confirmaron fuentes oficiales del consistorio.
Los diablos
El casi centenar de diablos no dejó de atormentar a la Beata de este año, encarnada por la joven Antònia Frontera Pont, de 18 años. Esta chica salió elegida el pasado 19 de julio en el sorteo en el que participaron un total de 22 aspirantes.
La muchacha lleva participando en la procesión desde los siete años por lo que representar a la Beata ayer fue un premio que la llenó de emoción, según comentó.
La procesión arrancó a las 21 horas. Desde mucho antes, las calles estaban abarrotadas de público; entre él, Francina Armengol, la presidenta del Consell de Mallorca. Unos pebeteros de hierro, con leños ardiendo y colocados estratégicamente, ofrecían una luz que creaba un particular ambiente.
Al son de Sor Tomasseta, interpretada por las colles de xeremiers, las coloristas carrozas iban avanzando y levantaban la admiración del público. Todos esperaban el momento de ver a la auténtica protagonista de la noche, la Beata.
Como es habitual, los momentos más aplaudidos se produjeon cuando los diablos, los únicos de la isla que van a cara descubierta, conseguían arrebatar las jarras de barro a los payeses para después estamparlas contra el suelo al paso de la Beata, rompiéndolas en mil pedazos. En total se quebraron ayer 1.500 cántaros que habían sido adquiridos por el Ayuntamiento.