Palma la recibió con los brazos abiertos. Francina De Juan Mas a sus ochos años de edad cumplió una de sus deseos: estar en lo más alto del carro triunfal representando a la beata Santa Catalina Thomàs, arropada por la corte de ángeles, figura que ya representó en anteriores ocasiones con la ilusión de ser algún día la beata. Francina se mostró agradecida y entusiasmada con su cometido en una procesión en la que participaron unas 800 personas, según informó el Consell de Mallorca. Ayer, miles de ciudadanos coparon las calles de Ciutat para presenciar una de las procesiones más estimadas de la isla, introducida en el siglo XVIII por el cardenal Antoni Despuig. Valldemossa, donde nació en 1531, y Santa Margalida preceden el calendario de celebraciones a su persona, cuya vida y milagros han permanecido en la historia popular de Mallorca en forma de rondalles, gloses y canciones.Hoy día, la ciudad de Palma la venera el tercer sábado del mes de octubre desde hace décadas, habiéndose convertido en una de las figuras más enraizadas del imaginario religioso y popular de la isla. El convento de Santa Magdalena, donde pasoó parte de su vida hasta su muerte en 1574, fue uno de los principales escenarios de la jornada festiva. Familiares, amigos, así como la congregación de las monjas Canonesas Regulares de Sant Agustí, a la que perteneció Santa Catalina Thomàs, junto a representantes políticos de la ciudad, asistieron a la eucaristía solemne en honor a Sor Tomasseta, oficiada por Mossèn Rafel Mas Tous, delegado pastoral de Juventut, y tío de Francina.El cercavila, junto a los xeremiers y los grupos de baile regionales amenizaron las horas previas a la salida de la cabalgata. Partió a las 19 horas, tal y como estaba estipulado en el guión, desde el Paseo Mallorca en dirección Jaime III hasta la plaza del Rei Joan Carles I y la calle Unió. Allí, y frente al Teatro Principal, la cabalgata se detuvo unos instantes frente a la zona presidencial donde la aguardaban los representantes de las instituciones de la isla, encabezados por la presidenta del Consell de Mallorca, Francina Armengol.Sonrisas y caramelosLa ciudad se volcó de lleno en su particular homenaje a Catalina Thomàs i Gallard, venerada como Santa desde 1930, tras su canonización por el Papa Pío XI. Ángeles, payeses y beateta cumplieron su papel a la perfección, repartiendo sonrisas y 125 kilos de caramelos, principal reclamo de los espectadores más pequeños, algunos de los cuales presenciaban el desfile por primera vez. Doce colles de dimonis, 14 de xeremiers, así como numerosas escuelas de ball mallorquí, entre otras muchas entidades, acompañaron al carro triunfal en su recorrido, que prosiguió hasta la plaza del Mercat, General Weyler, la calle de la Riera, la Rambla y Vía Roma, para volver a la iglesia de Santa Magdalena, donde en 1815 fueron depositados definitivamente sus restos en la suntuosa capilla erigida por el propio cardenal Despuig.
DIMARTS SANT
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